1. Sobre el TDAH

 

Definición.

    El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una de las causas más frecuentes de fracaso escolar y problemas sociales, además de ser el trastorno que más niños deriva a los centros de Salud Mental. Se trata de un trastorno neurológico caracterizado por una falta grave de atención, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas (Rodríguez Gordo, M., 2010: 11). Los síntomas aparecen antes de los siete años de edad, interfiriendo en el desarrollo social, académico y recreativo del niño. Además, empeoran en situaciones donde se exigen un nivel alto de concentración o esfuerzo mental sin ningún tipo de atractivo o novedad.

 

    Son manifestaciones de hiperactividad: estar en constante movimiento, no estar sentado mucho tiempo, hablar excesivamente, jugar de forma muy ruidosa, estar en constante actividad, no respetar los turnos de palabra, no poder esperar el turno en colas o actividades.

 

    En cuanto a los problemas de atención (mecanismo implicado en la recepción activa de información), debemos tener en cuenta que este trastorno afecta tanto a la atención selectiva como a la atención sosotenida. La atención selectiva es “la capacidad para discrimar estímulos dentro de conjuntos y, así, poder llegar a reconocerlos y procesarlos con el mínimo errror” ( Álvarez, L. y otros, 2007y la atención sostenida está más relacionada con la concentración, siendo en ésta última donde los niños afectados por el TDAH encuentran mayores dificultades. Algunas manifestaciones de los problemas de atención son: dificultad para seguir instrucciones, parecen no escuchar, incapacidad para centrarse, suelen perder cosas, conductas desorganizadas, incapaces de planear, olvidadizos, despistados y distríados.

 

    Es necesario señalar que, según el DSM-IV, se distinguen tres tipos: trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo predominante inatento; trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo predominante hiperactivo-impulsivo; y trastorno por déficit de atención e hiperactividad subtipo combinado, que es el más frecuente.

 

    González Rus, G. y Oliver Franco, R.D. (en Soto Pérez, F.J. Y Rodríguez Vázquez, J., 2002) nos muestran la siguiente tabla en la que se observan las características de los niños con TDAH:

 

 

Características

Manifestación

Hiperactividad

Actividad excesiva en aquellas situaciones que requieren inhibición motora.

No suelen permanecer sentados durante mucho tiempo.

Falta de atención

Incapaces de mantener la atención

Dificultad en el aprendizaje

Presentan retraso con respecto a sus compañeros de aula: empiezan a leer más tarde, los errores en la escritura se mantienen durante más tiempo, sus trabajos de clase son de baja calidad o sin terminar.

Problemas de conducta

Durante el período escolar, se vuelven molestos, ruidosos intranquilos, perturbadores, no aceptan las correcciones, ni instrucciones autoritarias, hablan mucho.

Falta de madurez

Operan situaciones reales y escolares a un nivel inferior al de sus compañeros de la misma edad.

Otras características asociadas

Impulsividad

Desafiantes, destructivos, hacen y dicen las cosas sin pensarlas.

Dificultades con los compañeros / Escasas relaciones sociales

Son molestos e impopulares.

No son colaboradores.

Participan o incitan a numerosas peleas, no siguen las reglas de los juegos sociales o aceptados.

Mala estimación de sí mismos

Desisten ante el primer error o dificultad.

No realizan el feedback, ni disponen de pensamientos autoevaluatorios.

Abandonan la tarea.

Pobre autoestima.

 

 

Hay que tener muy en cuenta los indicadores y la frecuencia con la que se dan estas conductas, ya que a veces se les atribuye el hecho de que el niño sea un “vago” o un “caprichoso o incluso un “malcriado”. Según Rodríguez Gordo, M. (2010) si un niño presenta estas características sólo en un entorno, es improbable que tenga TDAH.

 

Los niños que presentan TDAH muestran una serie de características en función de la edad:

 

  • De 4 a 6 años.

    • Distraído.

    • No sabe jugar solo.

    • Pelas y discusiones con sus compañeros.

    • Juegan con los juguetes más novedosos hasta que se cansan o los rompen.

    • No saben seguir las reglas del juego.

    • Son rechazados por sus compañeros.

  • De 7 a 12 años.

    • No sabe mantener la disciplina en clase.

    • Dificultades de aprendizaje.

    • Sus compañeros lo rechazan o lo convierten en el líder de la clase.

    • Pueden cometer pequeños hurtos.

    • Sensaciones de inseguridad, fracaso e insatisfacción.

    • Puede tener síntomas de depresión.

  • Adolescencia.

    • La relación con los padres y profesores empeora.

    • El rendimiento académico disminuye.

    • Autoestima negativa.

    • Susceptibles a riesgos como alcohol, drogas, experiencias sexuales prematuras y accidentes de tráfico.

    • Trastornos asociados: trastorno oposicionista desafiante (TOD), trastorno de conducta (TC), trastornos por abuso de drogas, trastonos de ansiedad, trastornos afectivos, trastornos del sueño, trastornos de la coordinación motora, problemas de rendimiento académico, problemas intelectuales, lesiones y accidentes, etc.

​Etiología del TDAH.

 

    La causa principal del TDAH es aún un misterio. En 1914, el doctor Tredgold afirmó que podría ser causa de una “disfunción cerebral mínima”, sin embargo esta teoría fue deshechada. Los autores no se ponen de acuerdo en cuanto a su etiología, aunque lo que sí aprece quedar claro es que se considera un trastorno heterogéneo con ciertas variables tanto biológicas como psicosociales.

 

    Aunque los factores psicosociales no se considren como la única causa, existen estudios que revelan la importancia de las disfunciones familiares existentes en niños con esta patología en el desarrollo de los síntomas y aparición de otros problemas. Una situación psicosocial adversa incremente el riesgo de problemas psiquiátricos emocionales y de conducta en niños.(Rodríguez Gordo, M., 2010)

 

    Tal y como afirma esta misma autora, desde el punto de vista neurobiológico, se trata de un trastorno de carácter hereditario, puesto que hasta en el 80% de los casos existe un familiar con las mismas características. Fisiológicamente, el cerebro de los individuos afectados muestra una actividad atípica. Se observa un déficit en la acción reguladora (inhibitoria) de ciertos neurotransmisores (dopamina y noradrenalina), a nivel de la corteza prefontal y estructuras inferiores. El neurotransmisor serotonina también estraría implicado, sobre todo debido a su rol en el control de los impulsos.

 

    Son muchos los autores como Thapar y Gill (en Cáceres Carrasco, J., 2009) que defiende la idea de las causas multifactoriales, donde se busque la causa desde una perspectiva tanto genética como ambiental.

 

Diagnóstico.

 

    Una vez que se da la señal de alarma, el diagnóstivo es realizado por un psiquiatra o psicólogo. Éste deberá recoger información sobre el comportamiento del niño, a través de una serie de cuestionarios (Conners, DSM-IV-TR, Blythe) que pasa tanto a padres como profesores y al propio alumno. Es importante descartar que no haya ninguna otra enfermedad que cause los síntomas presetnados por aniño, así como otros trastornos asociados.

 

    De acuerdo al DSM-IV (en Tenembaum, S.N., 2004), para diagnosticar el TDAH se deben cumplir los siguientes criterios:

  • Desarrollo de la conducta inapropiado.

  • Síntomas presentes antes de los 7 años.

  • Los síntomas provocan interferencia funcional en al menos dos ambientes (escuel, hogar, trabajo)

  • Deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral.

  • Los síntomas no son el resultado de otro trastorno.

  • Los síntomas no aparecen exclusívamente en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y no se explican por la presencia de otro trastorno mental (trastornos del estado de ánimo, ansiedad, disociativo o un trastorno de la personalidad).

    En cuanto a los criterios diagnósticos para los síntomas, el DSM-IV (en Tenembaum, S.N., 2004) señala: 

 

Criterios diagnósticos para el síntoma de Desatención

  • A menudo no presta atención suficiente a los detalles, o incure en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
  • A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas (juego).
  • A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones en el ámbito del trabajo (no se debe a comportamiento negativista o incapacidad mental para comprender instrucciones).
  • A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
  • A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
  • A menudo extravía objetos necesarios para sus tareas o actividades (lápices, libros, juguetes, ejercicios escolares).
  • A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • A menudo es descuidado en las actividades diarias.

Criterios diagnósticos para los síntomas: Impulsividad - Hiperactividad.​

  • A menudo mueve en exceso manos o pies, o se mueve en su asiento.
  • A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado.
  • A menudo corre o salta excesivamente en situaciones inapropiadas (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud).
  • A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse a actividades de ocio.
  • A menudo "está en marcha" o actúa como si tuviera un motor.
  • A menudo habla en exceso.
  • A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
  • A menudo tiene dificultades para guardar turno.
  • A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (se entromete en conversaciones o juegos).

Tratamiento

Las tres terapias tradicionales de tratamiento multidisciplinar en el TDAH son, según Rodríguez Gordo, M. (2010):

  • Tratamiento psicológico dirigido a padres, profesores y niños.

La necesidad de intervenciones psicoterapéuticas parte de que no todos los niños se benefician del tratamiento farmacológico: alrededor del 30% de los casos no presentan mejoría. Las aproximaciones más utilizadas son:

  1. Terapia conductual: a través de premios, castigos, economía de fichas y contrato de contingencias.
  2. Intervenciones cognitivo-conductuales. Se realizan directamente sobre el niño, normalmente en grupos reducidos. Incluye entramiento en auto-instrucciones, resolución de problemas, auto-refuerzo y aprendizaje del error.
  3. Entrenamiento en habilidades sociales: se centran en la discusión y aplicación en el grupo de capacidades como la cooperación o la resolución verbal de problemas.

 

  • Tratamiento farmacológico.

    Estos tratamientos tienen una estimación de éxito de entre 70-80% en pacientes correctamente diagnosticados. Sin embargo en el terreno académico los resultados no son claros. Esto se debe que la respuesta del fármaco no se prolonga más allá de su permanencia en el organismo, de donde suele desaparecer entre las 3 o 6 horas desde su ingesta. Los efectos son inmediatos, ya que se empiezan a notar mejorías entorno a los 30 minutos de la toma, aunque hay que tener en cuenta las individualidades para elegir el tratamiento correspondiente e identificar la dosis mínima eficaz.  Por último añadir que a veces los efectos secundarios son demasiado intolerables y que los logros iniciales desaparecen con el tiempo.

 

  • Tratamiento psicopedagógico. 

    Las intervenciones conductuales en el colegio suelen incluir programas de consecuencias en el aula, programas de intercención coordinada con el hogar del niño, intervenciones de autocontrol y programas de modificación de las tares escolares y del ambiente del aula. Es necesario aplicar consecuencias positivas inmediatas, consistentes y frecuentes.